1. Cuando quieras ahorrar en tu reforma
Hay mucha gente que se siente intimidada a la hora de recurrir a un interiorista. Una de las razones es la idea generalizada de que trabajar con un interiorista es caro. Sin embargo, los honorarios medios, pueden estar entre un 10-15% del presupuesto total del proyecto (aunque esto puede variar entre profesionales).
Esta cantidad, en la mayoría de los casos, compensa también adicionalmente por el ahorro en materiales y otros capítulos de la obra de los que se encarga el interiorista, que conoce el mercado, el valor de cada pieza o de los revestimientos y puede conseguir unos precios más ventajosos.
El proyecto de ejecución de obra es más o menos fijo, pero el tema de los materiales puede llegar a ser muy variable; depende de los gustos, prioridades y capacidad adquisitiva del cliente. Algunos prefieren invertir en muebles y otros en capítulos como la grifería. Sea cual sea el caso, un interiorista también puede asesorarte en cómo ahorrar.
2. Cuando quieras conseguir un espacio único y diferente
“En una reforma, ya sea integral, grande o pequeña, hay que recurrir a un interiorista siempre que queramos conseguir un espacio singular y busquemos sacar el máximo partido y funcionalidad a la estancia”, opina Muñoz.
“El interiorista va a ayudarte a conseguir un espacio que se ajuste a tus necesidades, haciendo especial hincapié en la distribución, los materiales y la iluminación. Estos son los aspectos más difíciles de definir y concretar para la mayoría de la gente”, apunta Trigueros.
3. Cuando no tienes tiempo
El interiorista va a ahorrarte muchos dolores de cabeza. Por un lado, no tendrás necesidad de buscar por ti mismo los profesionales necesarios para llevar a cabo la reforma. En el caso de que haya que pedir licencias y contar con un arquitecto o arquitecto técnico, ellos se encargan de contactar con estos profesionales. Igualmente se ocuparán de coordinar los trabajos, los pedidos y las entregas.
Artículo sacado de houzz.es